El
conflicto está presente en nuestro diario vivir. Todos y todas, en diferentes
momentos y diferentes escenarios, nos enfrentamos a él y al reto de resolverlo.
¿Qué
entendemos por conflicto? El conflicto como tal, no puede ni debe ser
equiparado a la violencia, por tener un alcance y efectos diferentes. Aunque es
cierto que, de no atenderse a tiempo, con mecanismos que atiendan las
necesidades e intereses de los involucrados, el conflicto puede escalar y
derivar en situaciones de violencia mucho más complejas.
Diferencia
entre prácticas restaurativas y justicia restaurativa puesto que entiende la
justicia restaurativa como un subgrupo de prácticas restaurativas que actúa,
mediante respuestas formales o informales, una vez ocasionado un delito, esto
es, siempre de manera reactiva. Mientras que las prácticas restaurativas en su
conjunto pueden anticiparse al delito, o a conductas no deseadas, para
prevenirlas, forjando proactivamente las relaciones y creando o fortaleciendo
el sentimiento comunitario (Wachtel, 2012).
Asimismo, el IIRP distingue
entre justicia restaurativa y justicia comunitaria. La primera englobaría
procesos en los que se reúnen, acompañados o no por más participantes, víctima
y victimario. Por lo tanto, procesos en los que la comunidad, acompañando, sólo
a la víctima o sólo al infractor, participa para responder ante un delito como
los paneles, los círculos sanadores o los círculos de apoyo, no se encontraron
dentro de la justicia restaurativa, sino que serían procesos de justicia
comunitaria.
La educación es promotora de
la convivencia pacífica, contribuye a erradicar toda forma de violencia en el
ámbito educativo, para el desarrollo de una sociedad sustentada en la cultura
de paz, el buen trato y el respeto a los derechos humanos individuales y
colectivos de las personas y de los pueblos.
Las prácticas restaurativas Es
una propuesta para transformar las relaciones al interior de la unidad
educativa, coadyuvar la elaboración de los planes de convivencia armónica y
pacífica y brindar herramientas efectivas para la prevención de la violencia.
Las prácticas restaurativas son una forma de
pensar y actuar para prevenir y gestionar situaciones de conflicto en
diferentes ámbitos: familiar, educativo, judicial, entre otros.
Hay que distinguir
claramente “violencia” y “conflicto”. Cuando este último no se afronta, ni se
dan los pasos para resolverlo por cauces pacíficos, se desencadena una dinámica
de incomunicación, desconfianza mutua, temores y prejuicios que puede culminar
en episodios de violencia, especialmente a nivel intergrupal y socia.-